Si, ya sé que me volé no sólo la barda sino la mismísima muralla China; pero es que el asunto que en esta ocasión nos atañe está aún más “volado” que el título de este artículo.
Resulta ser que en San Cristóbal de las Casas, Chiapas; habitan el señor Adolfo Guzmán Ordaz y su esposa Margarita Martínez quienes debe usted saber forman parte del núcleo de secuaces que secundan al FrayBa en cuanto mitote se les ocurre... dicen ser defensores de los derechos humanos pues.
No es que sean importantes estos tíos ni mucho menos... se trata de dos greñudos izquierdistas más que pretenden vivir a costa de la necesidad de las personas y los chantajes al gobierno, no es de extrañar; sin embargo desde 2009 andan con su mafufada de que son perseguidos, hostigados, amenazados y “unos lindos venaditos que habitan en la pradera”
Resulta que en noviembre de 2009 doña “Mago” interpuso una denuncia por abuso de autoridad, allanamiento, tortura psicológica y amenazas contra funcionarios de Chiapas, quienes según ella le dijeron iban de parte del presidente municipal de Comitán, luego, dijo que en febrero de 2010 fue secuestrada, golpeada y torturada, el 24 de noviembre de 2010 nuevamente fue amenazada por unos sujetos que la interceptaron.
Moraleja: doña Margarita debería pensar muy seriamente en darse una limpia con “chichicaste” porque como que está más salada que la bragueta de un pescador ¿no le parece?
Pero eso no es todo, no, porque también Adolfo Guzmán ha llevado su parte protagónica en esta novela; resulta que el 8 de noviembre de 2009 la casa de esta familia fue allanada por policías, les amenazaron e interrogaron sobre su actividad “en defensa de los derechos humanos”, bueno, eso dicen pero no creamos mucho que ninguno de nosotros estuvo ahí ¿verdad?
Por si fuera poco, el 25 de noviembre y luego el 14 de diciembre de 2009 volvieron a recibir anónimos amenazantes y el último del que da registro el boletín de el Observatorio para la Protección de los Defensores de Derechos Humanos ocurrió el 6 de enero de 2010.
Yo no sé ustedes, pero a mi me parece más que una cuestión de justicia y legalidad un asunto para psiquiatría, porque como que esto ya raya en delirio de persecución.
Ahora bien, sí es muy divertido el jugarle a la víctima y llamar la atención para sacar algún beneficio de todo esto (quizás el próximo consejero del CEDH sean Margarita Martínez o Adolfo Guzmán) pero no dicen que como parte de su mitote los chiapanecos les pagamos, sí LES PAGAMOS una escolta de policías que resguardan a estos señores día y noche gracias a la medida precautoria emitida por la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) que ordenó lo anterior al gobierno de Chiapas.
Ah, pero ahí sí no dicen eso ¿verdad? No es redituable para la telenovela que protagonizan. Pero eso sí, hay que culpar al Estado por la situación que viven.
Primero déjenme decirles señores que las autoridades no son brutas... el que intervenga la CIDH es cosa seria y no el gobierno de Chiapas no se va a arriesgar a ensuciar la imagen a nivel internacional que se ha ganado a pulso... porque de algo si se puede estar seguro, los derechos humanos son respetados y muestra de ello lo son las reformas a la Constitución y las atribuciones al Organismo Defensor de los Derechos Humanos en el Estado.
Pero además, hay que recordarles que FrayBa y compañía han extorsionado, defraudado, abusado de la necesidad de mucha gente que bien es posible tener a más de uno molesto... pos oigan ¡¡¡¡la gente se da cuenta cuando le ves la cara!!!!
Lejos de cacarear por cualquier cosita, si existe algún delito deben denunciar; pero eso sí, dejen a las autoridades hacer su chamba ¡carajo! Se dicen abogados, pues demuéstrenlo, presenten una denuncia y colaboren con el MP en la investigación y tampoco quieran ser tratados con privilegios porque lo primero que hay que hacer es ser congruentes (si no es mucho pedir) y predicar con el ejemplo.
P.D. por ahora rezamos por que la familia Guzmán Martínez, que ahora goza de protección policiaca que ya quisira cualquiera otra familia del Norte del país, no vaya a salir con el cuento de que se les vigila y demanden al Gobierno por asechanza. Nomás faltaba.
Este es otro capítuclo del Chiapas Real en que vivimos.
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