En la primera parte del artículo, hablaba de la doble moral con la que operan algunos representantes religiosos, como lo hizo en su momento Samuel Ruiz y como lo está haciendo Raúl Vera, que quien como alguna vez comente, anda en todo menos en misa. También hablaba que esta herencia no nació por generación espontánea, sino de “notables personajes”, como Marcial Maciel (¿no será que ya están preparando sus letras doradas?), de quien aprendieron que deben tener a sus “seguidores” en la ingenuidad, para que nunca cuestionen. De quien aprendieron que manipular al pueblo, llevar una doble vida y llenarse los bolsillos son acciones que no castigará la iglesia, es mas, los premian (para muestra, las letritas de oro).
Este actor, que personalidades como Carmen Aristegui –una de la periodista mas importantes de México-, describe en su libro “Marcial Maciel, la Historia de un Criminal” como “siniestramente fascinante y con muchas conductas delictivas” (por cierto, una lectura obligada, al menos para los seguidores del Frayba), al parecer ha sido una guía de comportamiento en diócesis del Estado. Pues si durante cuatro décadas seminaristas y compañeros de Maciel denunciaron constantemente sus abusos, mentiras y delitos sin que nadie los escuchara, ¿Qué se puede esperar de las denuncias que pueda hacer un pueblo que ha sido engañado por años bajo la promesa de la defensa de sus derechos?
En el libro “Marcial Maciel, la Historia de un Criminal”, podemos visualizar respuestas a tan radical comportamiento, con testimoniales verídicos que demuestran que el Vaticano tenía noción de los delitos de Maciel, pero decidió hacer caso omiso, ¿pero como no?, si bien hace Carmen Aristegui al decir en su libro “Nadie quiere matar a la gallina de los huevos de oro”, haciendo alusión a que los Legionarios de Cristo, a donde pertenecía Maciel, eran quienes mas dinero le remuneraban al Vaticano, así pues ¿como iban a decir algo?. Lo que me hace pensar que los del Frayba han sido excelentes aprendices de estas enseñanzas, mientras sigan recibiendo dinero (de saber donde porque nunca informan sobre ello), no importa que tanto se pisoteen los derechos humanos del pueblo, mientras se consigan los intereses de sus “benefactores”.
Este libro, según su autora, aporta elementos de reflexión sobre la impunidad, la injusticia, la complicidad en la Iglesia Católica. Da escalofríos imaginar a las victimas y aún mas, las consecuencias con las que vivirán de por vida. A diferente escala (y no por ellos menos triste), y siguiendo “Las divinas enseñanzas” de Maciel (Ya anteriormente dijimos que no le diremos Padre, por que como tal, no tuvo madre) también da escalofríos ver las consecuencias que están sufriendo algunos sectores del pueblo Chiapaneco, al seguir el juego de organizaciones como el Frayba, como la reciente convocatoria de la que fueron partícipes, donde alentaban una huelga de hambre, poniendo en riesgo con ello, la salud de personas, haciéndoles creer que su sacrificio esta bien cimentado, pues se “auto castigan” para que se liberen a personajes como Alberto Patishtán, quien está por demás decirlo, es un homicida condenado a 60 años de cárcel. Vaya que también hay que reflexionar por estas injusticias sobre los derechos del pueblo y la complicidad de organizaciones que según tiene una formación católica.
No podemos negar que este tipo de acciones “Marciales” son despreciables, es realmente triste la forma tan absurda en que los lideres religiosos toman el control de un pueblo creyente, que su único pecado es querer mantener su fe, y contrario a ello, reciben enseñanzas que restringen su desarrollo y coartan su libertad, alimentando en ellos un miedo, sustentado en que, si no hacen lo que ellos dicen “los va a castigar Dios” y aquí si aplica que miedo infundido igual a control. Por fortuna muchos feligreses han despertado y se han percatado de estas acciones y han hecho que se escuchen sus reclamos, recordemos el caso de las mantas con las que exigían a Raúl vera (actual líder del Frayba) que les hablara de religión, no de sus intereses personales. Estos actos también han provocado que la fe católica vaya a la baja.
No por nada se puede leer en este libro que “[...] se asiste a la mayor crisis de la Iglesia católica en el mundo contemporáneo, […]. Al revelar el retrato del delincuente codicioso queda también al descubierto la naturaleza de la Legión, esa máquina de hacer dinero, cuyo patrimonio es una suerte de botín en disputa entre el Vaticano y los todavía no claramente frustrados herederos de Maciel…”. Pues si viviera Tatic, creo que levantaría su mano cuando preguntaran ¿Quién se siente heredero de Marcial?, aunque ¿Por qué no le hacemos la misma pregunta a Raúl Vera?, total, es lo mismo.
Dice el libro “¿Qué es ‘el caso Maciel’? Se trata de la doble vida del creador de la Legión de Cristo, que fue declarado modelo para la juventud por el papa Juan Pablo II […], ¿imagínense que modelito tan coqueto no? Pues eso de la doble vida, bien que lo aprendieron en el Frayba, ¿a poco no se acuerdan cuando su mas “fiel” integrante, Cadenas, se cambio de bando para hacerse más”Gordillo” el bolsillo?, tanto así, ¿que cuando un grupo de personas que él había instigado a manifestarse, pedían su intervención, de él ni sus luces?, por eso les digo, son buenos aprendices.
No cabe duda que son “avienta la piedra, esconde la mano”, primero arman el “morlote”, los enamoran con su palabrería sobre sus derechos (que en realidad son los intereses ocultos de esta organización), los avientan al ruedo, y cuando piden ayuda, se desvanecen, obvio no sin antes haber obtenido su respectiva ganancia. Soporta mi comentario lo que leí en este magnifico libro: “El histórico comunicado del 1º de mayo de 2010 de Benedicto XVI –que significó la defenestración post mortem de Marcial Maciel– era trascendente no sólo porque reconocía las conductas execrables del fundador, sino que aceptaba de cierta manera la existencia de una red de silencio y complicidad que lo protegía… […] El padre Maciel había sabido hábilmente crearse coartadas, ganarse la confianza, familiaridad y silencio de los que lo rodeaban y fortalecer su propio papel de fundador carismático’. No pues, si el carisma les viene de linaje.
Maciel, igual que muchos integrantes del Frayba, carecía de una gran formación académica, pero estaba dotado de ese “carisma” que permitía atrapar a las personas, aprovechándose de su vulnerabilidad y de su necesidad de ser escuchados, en resumen una persona carente de escrúpulos, como varios del Frayba comprenderán. Derivado de esto, es triste ver que todo este comportamiento ha dado paso para que la religión católica sea vista como cómplice de personajes que gustan de ser represores del pueblo, viendo en él fuentes de poder, utilizando como estandarte su fe, para abusar de sus derechos. Bien hace Carmen Aristegui en citar, Benedicto XVI, vive una crisis de confianza y liderazgo sin precedentes, no sólo por los recientes escándalos de pederastia dentro de la Iglesia católica, sino por el fracaso para enfrentar los retos que el presente le impone a la humanidad y a la propia Iglesia…
Marcial ya murió, pero sus enseñanzas aun laten en algunos representantes católicos, que deberían revisar sus conductas institucionales, y remitirse realmente a las enseñanzas de su religión y de verdad enseñar el amor al prójimo y dejar de darse golpes de pecho al hablar de injusticias, de pecadores, cuando ellos son los protagonistas de un gran y original pecado.
Es loable el trabajo de investigación que realizó la periodista Carmen Aristegui, a pesar de los intentos de censura que ha sufrido su trabajo, ha logrado quitarle a la Iglesia católica la etiqueta de intocable, para dar paso a una de las denuncias mas polémicas, que dan fe de la falta de credibilidad de la que se ha rodeado el catolicismo. Casi para concluir, cito sus líneas […] Con el caso Maciel, la biografía del pontífice alemán (Haciendo referencia al actual Papa) permanecerá por siempre marcada por una larga estela de claroscuros y acciones contradictorias, de una voluntad que pareció verdadera, pero que no tuvo la fuerza para culminar la tarea... Ésta, la de Marcial Maciel. La historia de un criminal”
Espero que el Frayba, comandados por Raúl Vera, reaccionen, que como dirigentes tiene la responsabilidad social de no olvidarse que están para servir, bajo los dogmas que dicta su religión. Se supone que están para proteger a la minoría y darle voz a quienes carecen de ella, sin embargo con sus acciones todo parece indicar que lo que menos quieren es predicar sobre un Dios de amor y misericordia, mas bien quieren ser discípulos de un Dios que se maneje a conveniencia cuando ellos así lo requieran.
Aunque, ¿No será que están esperado que también les hagan su libro?, Frayba, la historia de… Ahí se los dejo a la imaginación.
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