domingo, 26 de diciembre de 2010

Farol de la calle oscuridad en la Iglesia


* Felipe Arizmendi arenga en Acteal

* Critica ácida y acremente a la SCJN

* Olvida rimero de ropa sucia de casa

* Se erige como hereje sin ninguna brida

* Confunde a Grey católica su mesianismo

* La paja en ojo ajeno y la viga en el propio



Emotiva resultó, además de profunda, la Homilía que el Obispo de la Diócesis de San Cristóbal de Las Casas, monseñor Felipe Arizmendi atisbó ante la feligresía reunida en Acteal el pasado 22 de diciembre.

Con su muy particular elocuencia, a lo largo de la Santa Misa, convocó a la renovación de la muerte redentora de Cristo al recordar la masacre en la que hace trece años 45 personas perdieran la vida en un trágico evento que indudablemente jamás será olvidado.

Arizmendi Esquivel aprovechó la ocasión para poner su dedo ardiente en la llaga sangrante de toda la comunidad al señalar que duele, indigna y decepcionan las resoluciones emitidas por la Suprema Corte de Justicia de la Nación mismas que, según él, han permitido que alcancen su libertad algunos de los autores de ese “crimen injustificable”.

Investido de sacerdote, agente del Ministerio Público, Juez, analista político y todopoderoso dueño de la verdad absoluta, el prelado rebasó los límites de la cordura y como cualquier hereje propone hasta un cambio de nombre para el poder que goza de mayor prestigio dentro de nuestro sistema político, el Poder Judicial, para el que sugirió debería de llamarse Corte Constitucional, por no responder sus decisiones a la verdadera justicia, sino a las circunstancias que implican velar por el cumplimiento de los trámites jurídicos de los caos que revisa.

La irreverencia del Obispo Felipe Arizmendi nos invita a una profunda reflexión, conocida su liviandad para emitir juicios absolutistas propios de dictadorzuelos cuya palabra está lejana al espíritu de las leyes; y ya no digamos a los mandamientos de Dios.

Pero concediendo que se vive en México un clima de libertades y que el ministro católico goza de plena libertad de expresión, bueno sería conocer su áspera crítica sobre lo que sucede en su Iglesia donde no checan los ingresos por concepto de limosnas con lo que se declara oficialmente ¿Será que los “gavetazos” son del sacristán sin su consentimiento?

Pero lo del dinero, digamos, son nimiedades, comparado con los pecadillos que al parecer les pasan desapercibidos a la mayoría de los “pastores” que dentro de su Iglesia traen una severa carga de desviados sexuales, pederastas, y curas que son llamados “padres”, porque en realidad lo son de familia porque viven en fecundos concubinatos.

De eso sería interesante escuchar hablar a monseñor Felipe Arizmendi en su Homilía de fin de año. Un llamado al orden en casa; a encender la luz del farol interno, sería algo justo que Dios, sin duda, observaría con buenos ojos.

¿Será que el Obispo coleto sólo sabe y puede ver la paja en el ojo ajeno?

Qué alguien le diga que tiene una viga en los ojos que le provoca ver todo sesgado, quizá, le haga falta a estas alturas del año.

Palabra de Dios.

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