lunes, 6 de septiembre de 2010

El senador Rubén Velázquez López Recibe denuncia

• Cuando fue secretario de Gobierno ignoró los temas
• Se compromete el legislador a proteger Humedales
• De represor a defensor del entorno ecológico en SCLC
• Se pronuncia por detener actividades de areneras
• Nada hizo cuando ambientalistas lo visitaban en palacio
• Mariano Díaz Ochoa operó tras bambalinas el encuentro

México Distrito Federal, primero de septiembre de 2010.- Un hecho que ha dividido la opinión de los sancristobalenses es la visita que al Senado de la República realizara un grupo de personas originarias de San Cristóbal de Las Casas para solicitar la intervención del exsecretario General de Gobierno de la administración que encabezó Pablo Salazar Mendiguchía, el senador Rubén Velázquez López, para que se detenga el ecocidio que se viene cometiendo por parte de constructoras y particulares que realizan obras sobre humedales y explotan de manera indiscriminada los bancos de grava y arena que circundan el valle de esta localidad.

A decir verdad al interior del colectivo ciudadano que tiene a su cargo la elaboración de chiapasreal.blogspot.com surgió senda polémica debido a que hay una corriente a favor de ese encuentro, pero paralelamente, un grupo se opuso a que se le hiciera tal solicitud a quien durante el gobierno de Pablo Abner Salazar Mendiguchía desoyó toda solicitud para detener los irreversibles daños que a la naturaleza le hacen los depredadores de montañas así todos aquellos fraccionadotes sin escrúpulos que valiéndose de posiciones de poder han causado daños a decenas de hectáreas que debieron ser declaradas, hace años, reservas naturales protegidas.

El oportunismo político de Velázquez López, de quien despachaba en el segundo piso del palacio de gobierno de la mano de Salazar Mendiguchía, el que nunca atendió a los luchadores sociales, ambientalistas y ciudadanos que pugnábamos por la acción gubernamental para evitar daños a la ecología en esta nuestra ciudad colonial, saltó a la palestra.

Esa actitud ha confundido porque RUVELO durante su gestión como encargado de la política interna no dio respuesta a demanda alguna, sino por el contrario mandaba amagues a todo actor político y social que tocaba el tema.

El más sonado de los casos es el que tuvo que ver con el periodista Hugo Robles Guillén a quien se intentó censurar luego de una entrevista incómoda que le realizó a Pablo Salazar relacionada con la autopista San Cristóbal Tuxtla, en la que se habló del polémico puente que mandó construir Roberto Albores Guillén. Una vez rotas las lanzas con el locutor coleto, vía Rubén Velázquez López, fue ordenada una severa auditoría fiscal que realizó el Sistema de Administración Tributaria (SAT) a la radiodifusora XEWM propiedad del Francisco Constancio Narváez Rincón, en lo que se recuerda como uno de los peores actos de autoritarismo cometidos en contra de la libertad de expresión para los periodistas sancristobalenses.

Un reducido sector de gente de nuestro pueblo espera ver los resultados, mientras la mayoría sabe de cierto que no moverá ni un dedo para asegurar el futuro de las nuevas generaciones que hoy son testigos del daño ecológico y víctimas de afecciones que producen las partículas suspendidas en el medio ambiente producto de la explotación de los bancos de arena y grava.

Lo que se sabe hasta ahora es que tras bambalinas el presidente municipal Mariano Díaz fue quien financió el viaje de los paisanos que acudieron a entregar el documento en aras de dar oxígeno al legislador, a cambio de que los intereses económicos de la empresa de su propiedad “Peje de Oro” no se vean afectados.

Trascendió que por conducto de su hermano Ricardo Díaz, el munícipe realiza los movimientos para que financieramente no aparezcan los gastos en la Cuenta Pública de su administración.

Como conclusión debe de precisarse que prevalece la desconfianza y el rechazo mayoritario a la intervención de este individuo que, lejos de apoyar a los coletos durante su paso por el gobierno de Chiapas, desatendió sus reclamos y ahora en plan de notoriedad, ante la vecindad de tiempos electorales acepta tomar banderas políticas, más que para servir a la sociedad; lo hace por meros afanes demagógicos.

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